miércoles, 28 de diciembre de 2016

Gilgamesh, Quinto Rey de Uruk

        La obra épica más longeva creada por la especie humana tiene como protagonista al héroe que traemos hoy al blog: el poderoso Gilgamesh.

        Gilgamesh aparece en la Lista Real Sumeria como contemporáneo de Mebaragesi, el primer rey de la dinastía de Kish. Esta lista asegura que nuestro personaje reinó durante 125 años la ciudad de Uruk, aunque la realidad es que la fama de Gilgamesh se debe, en su totalidad, a la obra épica mencionada anteriormente. 

         La Epopeya de Gilgamesh narra las peripecias de este rey que, en un principio, se nos muestra como un tirano y déspota que, dejándose llevar por la lujuria, acosa y abusa de las mujeres de la ciudad de Uruk. Los súbditos de dicha ciudad suplican a los dioses y estos, atendiendo las súplicas, conciben a Enkidou, un hombre salvaje que atacaría la ciudad para enfrentarse a Gilgamesh.
Gilgamesh a la derecha representando a la civilación
y Enkidou a la izquierda representando la barbarie

        Curiosamente, cuando entablan combate, ambos se hacen amigos para siempre y juntos emprenden un viaje en búsqueda de aventuras, descuidando Gilgamesh así, el gobierno de la ciudad de Uruk.

       Tras numerosas aventuras de los dos compañeros, Inanna, diosa del amor carnal y la guerra, queda prendada de Gilgamesh, pero éste rechaza su amor. Los dioses, como castigo por la ofensa a la diosa, hacen que Enkidou muera. Este hecho sobrecoge a Gilgamesh, y le hace plantearse la posibilidad de conseguir la inmortalidad para no correr el mismo destino que su amigo y compañero.

     Es así como comienza la segunda parte de esta obra, en la que Gilgamesh se lanza a la búsqueda de la inmortalidad. Para conseguirla, tiene que viajar hasta los confines del mundo, donde se encuentra Utnapishtim y su mujer, los únicos humanos que sobrevivieron al gran diluvio que narra la mitología mesopotámica.

     Los dioses, tiempo atrás, le concedieron la inmortalidad a este matrimonio, pero no conocen la manera de otorgarle este don a Gilgamesh. Aun así, Utnapishtim confía a Gilgamesh la ubicación de una planta que otorgaba juventud a todo aquel que la consumía y Gilgamesh emprende, así, otro viaje para conseguir esa planta. Cuando está a punto de conseguir dicha planta, una serpiente se la roba y, después de tantas peripecias, Gilgamesh entiende que la inmortalidad es un don exclusivo de los dioses. Afligido por no poder conseguir la inmortalidad, pone rumbo de vuelta a su ciudad, Uruk, en la cual cunde la anarquía a causa de los años que Gilgamesh había estado de viaje. Así es como concluye la obra.
Gilgamesh al final de su aventura, en el momento en que
la serpiente le roba la planta que otorga juventud

   Desde el principio de la obra, nos caracterizan a Gilgamesh como un hombre rudo, fuerte, barbudo y tosco, pero a la vez sabio y paciente.

   La lucha que se produce al principio entre él y Enkidou se ha interpretado tanto como la lucha entre la civilización y el mundo salvaje, así como la razón por la que las ciudades necesitaban de un gobernante, ya que, si no disponen de uno, cunde la anarquía.

         Muchos investigadores también han visto en esta obra el precedente del personaje de Heracles en la cultura griega, o Hércules en la latina. Muchas similitudes en la caracterización del personaje, la misma búsqueda de la inmortalidad y la cruel balanza del destino que, una vez se inclina hacia un lado, no se puede cambiar. 

Este artículo ha sido elaborado a partir de la lectura de:
  • Epopeya de Gilgamesh. (2014) Alianza Editorial, versión de Stephen Mitchell.