miércoles, 24 de febrero de 2016

Itálica, el amanecer de Hispania

            Carmo, Híspalis, Itálica… en nuestra provincia se alzaron varias ciudades que alteraron el curso de su historia, hitos culturales del mundo al que pertenecieron, ciudades a lo largo de todo un imperio que dominó el universo conocido, apoyándose en todas las culturas que le precedieron.

              Hoy vengo a centrarme en una de estas grandes ciudades, en una Itálica dormida, una ciudad que ha yacido bajo tierra durante casi dos mil años y que a pesar de haber sido encontrada, aún no se ha desperezado después de su letargo. 

            Muchos de los que estáis leyendo esto habréis visitado el conjunto que permanece hoy en día a la vista del público, pero puede que pocos hayan reparado en lo magnífico que habría sido este lugar en su momento de esplendor. No hablamos de las cuatro calles que podemos ver hoy en día, sino de un complejo urbano no perceptible en su mayoría, cuya riqueza patrimonial no ha despertado todavía el suficiente interés como para encontrarla, a pesar de que ya se sabe donde está.

Vista aérea del complejo arqueológico de Itálica a la
derecha y el actual pueblo de Santiponce a la izquierda.
              Para entender la magnificencia de este lugar, remontémonos a sus orígenes: hacia finales del s. V y principios del IV a.C, mucho antes de convertirse en suelo romano, era en su inicio un pequeño asentamiento atribuido a los turdetanos, y tardaría mucho en convertirse en la gran ciudad de la que hablamos, pues no fue hasta el año 206 a.C, tras la batalla de Ilipa, en la que Escipión derrotó a los cartagineses, cuando la civilización romana se fijó por primera vez en este sitio, no como un asentamiento, sino como un campamento provisional, al que no se le atribuyó más importancia, sin ser conscientes de lo que siglos más tarde significaría para su cultura.

            Los siglos siguientes de nuestra ciudad quedan a la sombra de la historia de Roma, apenas se conservan menciones durante largo tiempo, y realmente no toma su mayor importancia hasta finales del s.I d.C, cuando se convierte en la cuna de Trajano, uno de los más grandes emperadores que Roma vio jamás, que amplió las fronteras del Imperio hasta límites insospechados, el gran Trajano que dio inicio a la importancia de las provincias que formaban la periferia del imperio frente a la Península Itálica (por la cual, paradójicamente, fue nombrada la ciudad que nos ocupa), dando inicio a una época dorada que alimentó a todos los que antes habían quedado relegados a un segundo plano.

           Si bien Itálica no había tenido una inclinación política destacable, sí que había desarrollado un sistema militar que había permitido a algunos individuos, como el mismo Trajano, medrar en la esfera política y administrativa. De este modo, al haber sido capaz de generar a un emperador cuyos orígenes se remontaban a una de las muchas provincias del gran imperio, fue Itálica la que promovió el auge de la importancia de las mismas.

        No quedándose ahí la importancia de esta ciudad, el legado italicense de Trajano continuó con su sucesor Adriano, formado en la nueva Itálica que acababa de surgir, ciudad que lo impulsó, marcando así un antes y un después en la historia de uno de los mayores imperios que el mundo antiguo hubiese conocido.
            
       Con el auge de estos grandes líderes que enaltecieron al Imperio, la estimación de la ciudad, que si bien había ido creciendo a lo largo del tiempo, se igualó a todas las demás ciudades de la península originaria de Roma, un acto simbólico que a mí me hace pensar en el significado subyacente de este hecho, el simbolismo que aquellos emperadores (que en realidad no eran más hombres que ninguno que ha habitado nuestra tierra, que ama y siente al lugar que lo vio nacer) pusieron en el pie de las colinas del Aljarafe.

Anfiteatro de Itálica en su actual estado.
          Y, a pesar del legado que esta ciudad dejó para la posteridad, del que todas las civilizaciones posteriores que han habitado este lugar han bebido, y los precedentes que ayudó a construir al influir de tal manera en la historia de Roma, Itálica permanece aún semienterrada, sin que el velo del olvido se haya retirado del todo, y quedando su monumentalidad reducida a la sombra de varios edificios que no representan ni la ínfima parte de lo que en su día fue. El expolio y el desinterés demostrado por algunos aspectos que podrían arrojarnos algo de luz sobre esta manifestación social por parte de propios investigadores (si bien no deberíamos generalizar con todos) hacen de él para mí un desierto espiritual por el que el fantasma de los que vivieron aquí aún vagan.

       La vida de estos parajes quedó silenciada con las culturas que pisaron sobre las huellas que Itálica dejó, y ante la impotencia de no poder remediarlo, guardo aún un ápice de esperanza, y me reconforta pensar que las nuevas generaciones de arqueólogos que habitarán el mundo podrán hacer que este lugar brille con su propia luz, que se resiste todavía a encenderse.

          El pueblo que hoy en día  existe sobre este antiguo emplazamiento descansa sobre el lecho de la cultura que albergó hace tiempo, de una época dorada y de unos siglos acallados con el paso del tiempo, de los que a mí, personalmente, no me queda más que desear y soñar haber podido contemplarlos con mis propios ojos, y haber visto un simple ejemplo de lo que la vida romana pudo habernos ofrecido.

        Espero que esta breve reflexión haya animado a alguien a interesarse más por este pequeño paraíso, y si quiere ampliar más su conocimiento al respecto, recomiendo “Itálica-Santiponce. Municipium y Colonia Aelia Augusta Italicensium”, de Caballos Rufino.

            Artículo escrito por Camino Aneira Baines García.

martes, 16 de febrero de 2016

Eneas, Pastor de Hombres

            Este es el primero de una lista de héroes y heroínas de diferentes culturas que traeremos con el paso del tiempo, y es un héroe al que le tengo un cariño especial por motivos personales.

            Eneas es ese héroe hijo de la diosa Afrodita y el rey dárdano Anquises, que está a caballo entre la mitología griega y la romana, y hace aparición por primera vez en La Ilíada. Formaba parte del bando troyano, pero no pertenecía a la corte principal de Troya, sino que se nos presenta como un joven e inexperto príncipe dárdano que a los cinco años fue llevado por su padre a la ciudad de Troya y lo confió a su cuñado Alcátoo para que se encargase de su educación. Sin embargo, pese a no pertenecer a la casa reinante, se le atribuye una herencia muy temprana según la cual el joven estaba destinado a ser el padre de una gran nación.
             
                 "Tendrás un hijo que reinará sobre los troyanos, y los hijos de este otro reinarán 
              sobre los descendientes de los troyanos por toda la eternidad"

           Estas son las palabras que la diosa Afrodita le reveló a Anquises tras unirse con él. Ya en la Ilíada se aprecia cómo Eneas es un héroe aún por formar, algo inexperto, e incluso llega a ser herido en varias ocasiones. Pero es ahí donde reside el espíritu realmente bello de este personaje: es el héroe errante, el que siempre está ahí, el que es considerado el más valeroso de los guerreros troyanos después de Héctor y la herencia literaria nos narra que se ocupó de la defensa de la ciudad tras la caída en combate del príncipe troyano, al cual consideraba un hermano.

"Eneas huyendo de Troya" estatua esculpida
 por Gian Lorenzo Bernini

      Tras los acontecimientos narrados en La Ilíada, la epopeya griega por excelencia, seguimos a este héroe a través de La Eneida, epopeya latina escrita por Virgilio. Es aquí cuando Eneas se convierte en protagonista de la historia y despertándose en mitad de la noche, advertido por el fallecido Héctor en un sueño, decide abandonar la ciudad de Troya con su anciano padre a hombros y su hijo Ascanio en brazos llevándose consigo también los tesoros de la ciudad mientras esta estaba siendo destruida por los griegos.

    Se retiró al monte Ida, donde reuniendo a los supervivientes de la matanza habría emprendido rumbo a Hesperia, las tierras del Mediterráneo Occidental.

       En este momento es cuando empieza el ciclo de los viajes de Eneas que, desde la sagrada ciudad de Troya va bordeando las costas griegas del Egeo, llegando a la costa meridional de Italia, donde no se puede asentar debido a las numerosas colonias griegas allí establecidas. Es en este momento cuando Eneas decide rodear la isla de Sicilia evitando el estrecho de Mesina, donde se hallan Escila y Caribdis. Tras esto hacen escala en Drépano lugar donde muere Anquises, padre de Eneas, y tras la común celebración en el mundo homérico de unos juegos fúnebres de nuevo se hacen el joven y su tripulación a la mar. Estando a punto de llegar a su destino, una tormenta lo hace naufragar en las costas cartaginesas, donde conocerá a Dido, reina de esta nación con quien mantendrá un romance. Tras un tiempo alojado en aquellas tierras, su madre Afrodita le recuerda cuál es su destino y, sin poner objeción, Eneas marcha rumbo a Italia. Dido, tras conocer la marcha de su amante se suicidará, no sin antes jurarle la enemistad eterna a Eneas y su estirpe. Este episodio muchos especialistas lo han identificado como una explicación mitológica de la ancestral enemistad entre Roma y Cartago.

      Tras esto Eneas llega a la región de Lacio, situada en la península italiana, donde tras diferentes victorias militares y teniendo ya a un Eneas maduro acaba el poema de Virgilio. La tradición posterior al poema habla de que Eneas desapareció en mitad de una tempestad y que su hijo Ascanio fue el que fundó Alba Longa, y más tarde su descendiente Rómulo fundará Roma. 

      Para todos aquellos más interesados en conocer la historia de este y muchos otros seres de la mitología desde el blog recomendamos la lectura de La Iliada, La Odisea y La Eneida. En caso de querer recurrir a un conocimiento más amplio de estos personajes recomendamos el "Diccionario de Mitología Griega y Romana" de Pierre Grimal.

Artículo escrito por José Enrique Vera Rodríguez

domingo, 14 de febrero de 2016

El negocio de la Arqueología

            ¿Qué es la Arqueología?

           Técnicamente podemos decir que la Arqueología es el estudio intensivo del registro material para conocer las sociedades pasadas en diferentes épocas. Pero si de algo me estoy dando cuenta con el paso del tiempo es que esta teoría no llega apenas a la práctica. No paro de oír en mi carrera, una y otra vez a muchos profesores, que las personas confunden a los arqueólogos con cazatesoros y buscadores de fama, pero realmente me pregunto si esa no es una visión tan alejada de la realidad.
Gunung Padang, uno de los yacimientos megalíticos
mas grades del mundo.

       Podemos hablar aquí de lugares y yacimientos que desafían a los mismos libros de Historia como el de las formaciones megalíticas de las isla de Yonaguni en Japón, o el yacimiento de Gunung Padang en Indonesia. Por mucho que busque información de estos lugares, apenas encuentro datos con un rigor científico decente, sin embargo la frase "no ha despertado el interés de los investigadores" sí que la encuentro muy a menudo.

        ¿A qué clase de interés se refiere esta frase?¿Puede ser que se refiera a esa pasión que muchos sentimos por reconstruir el pasado, o más bien se refiere a ese interés que una empresa pone en recuperar ciertos datos del pasado para su propio beneficio usando a los arqueólogos como simples mercenarios?

        Pienso que la Arqueología en este sentido si que se ha convertido en un negocio, que además en España está terriblemente mal organizado, por no decir que está a años luz de los de otros países.

       La Arqueología debería ser una disciplina que estuviera a disposición de todas las personas, que sirva para poder hacer comprender a la gente lo maravilloso que es conocer todas las culturas que han existido en nuestro planeta. Sin embargo, y aunque se haya avanzado en este sentido en las últimas décadas, hoy la Arqueología está a merced de cuatro estudiosos que no entienden que los tiempos cambian, que no se puede vivir siempre de lo descubierto anteriormente y que hay una urgente necesidad de abrir nuevas líneas de investigación.

            Artículo escrito por José Enrique Vera Rodríguez

martes, 9 de febrero de 2016

Göbekli Tepe. El yacimiento que desafía a los libros de Historia

     Es realmente extraordinario cómo, a pesar de todo lo que se ha estudiado la región de Próximo Oriente, no deja de sorprendernos tras cada descubrimiento.
Vista del yacimiento de Göbekli Tepe

        Entre estos maravillosos descubrimientos encontramos el yacimiento de Göbekli Tepe, situado en una colina al sudeste de Turquía, cerca de la frontera con Siria. Este yacimiento ya fue señalado en el año 1964 por una prospección estadounidense que situaba allí un cementerio bizantino, pero las excavaciones no se llevaron a cabo hasta hace relativamente poco.

       En 1994, arqueólogos alemanes y turcos comenzaron unas excavaciones a cargo del arqueólogo alemán Klaus Schmidt, quien advirtió rápidamente que aquel yacimiento era de época prehistórica. 
Lo asombroso de este yacimiento es que cuanto más avanzan las investigaciones, más antiguo parece ser. Cuando empezaron las excavaciones en 1994 se dató un santuario que pudo existir en torno al año 5000 a.C. Actualmente se ha llegado a la conclusión de que se trata de un santuario levantado por cazadores-recolectores hacia el décimo milenio a.C.

       Göbekli Tepe es el lugar de culto más grande conocido en la época en la que se data, y hasta hace poco no se consideraba posible un complejo religioso tan grande para una sociedad tan antigua. Además, la secuencia estratigráfica sugiere que aunque el santuario fue levantado en torno al décimo milenio, tuvo varios milenios de actividad previa. El nivel de ocupación más antiguo lo encontramos en el Neolítico Precerámico A(PPNA) hacia el 9000 a.C., y en este periodo se aprecian pilares monolíticos enlazados entre sí por toscos muros que forman estructuras circulares y ovales. Se han encontrado cuatro construcciones de este tipo que miden entre 10 y 30 metros de diámetro, aunque los reconocimientos geofísicos han permitido descubrir 16 estructuras más.

Reconstrucción idealizada del santuario de Göbekli Tepe

           Misteriosamente, este complejo fue deliberadamente enterrado en torno al año 8000 a.C. y permaneció abandonado durante 5 siglos. Después de estos 5 siglos de abandono se recupera el santuario y durante el Neolítico Precerámico B(PPNB) se registran habitaciones pavimentadas de cal pulimentada que recuerdan a los suelos de opus signinum de época romana.

            Los monolitos están decorados con relieves tallados de animales y pictogramas abstractos que se interpretan como símbolos sagrados similares a los que aparecen en otros lugares como cuevas neolíticas.

         Este yacimiento es sin duda un filón de investigación para los arqueólogos que lo llevan estudiando durante más de dos décadas y que está revolucionando la comprensión del mundo neolítico euroasiático. Esperemos que todos los datos obtenidos durante estas investigaciones salgan a la luz con rapidez y que no caigan en saco roto.

            Artículo escrito por José Enrique Vera Rodríguez