El
pasado mes de noviembre, entre los días 16 y 29 se celebró en Andalucía el
séptimo aniversario de la introducción del Flamenco en el Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, y en consecuencia se llevaron a cabo
una serie de 113 conciertos, galas y actividades (entre las cuales se han
planificado algunas adaptadas para niños) que actuarán no solo como
conmemoración, sino como difusión de este elemento tan característico de
nuestra cultura.
En todo esto hay que añadir que por primera
vez, gracias a esta iniciativa de la Junta de Andalucía, se creará un Máster
Universitario dedicado a la investigación y difusión del flamenco, que se
impartirá en la Universidad de Cádiz, por lo cual podemos ver que la decisión
de introducirlo como Patrimonio de la Humanidad está teniendo una gran
repercusión positiva.
Sin
embargo, cabría destacar quizás que esto puede estar parcialmente debido a que
el flamenco era desde antes muy popular no sólo en España, sino también en el
ámbito internacional, y esto puede llegar a ser un factor de gran peso a la
hora de tomar decisiones sobre las medidas de protección a aplicar sobre el
Patrimonio. No obstante, tampoco puede decirse que esté de más que se apliquen
estas medidas, ya que al fin y al cabo estamos hablando de una tradición que
por mucho que sea tan popular, cada vez (siempre de manera paulatina) es menos
común que la gente no esté tan familiarizada con estos tipos de baile y música,
y por tanto es importante ver esto como una medida preventiva a su pérdida.
Esto es además un modo de acercar a la gente
el concepto de Patrimonio Inmaterial, el cual por lo general no suele ser
demasiado conocido, dentro del hecho que no hay una educación específica desde
la infancia sobre lo que consideramos Patrimonio. De esta forma, la población
puede comprobar en primera persona lo que significa y en qué consiste uno de
los principales componentes (aunque no el único) del Patrimonio Inmaterial
español.
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