La catalogación de un bien como Bien de
Interés Cultural significaría que dicho elemento quedaría recogido bajo el
mayor grado de protección del Patrimonio que existe en el país, por lo que
teóricamente en cualquier caso deberían encontrarse en las mejores condiciones
que su circunstancia en el momento de ser declarado BIC permitiese. Sin
embargo, como veremos a continuación, la misma conciencia de la existencia del
valor cultural de estos bienes por parte de los habitantes de la zona es
crucial para la conservación y protección.
Sevilla es una ciudad que cuenta con cientos
de BIC, que aunque de los cuales se conocen todos los más importantes, que sin
duda son maravillosos, desafortunadamente la gran mayoría de ellos pasan
desapercibidos tanto por los turistas como por los habitantes de la ciudad.
En todos los barrios de Sevilla podemos
encontrar elementos cargados de un enorme valor cultural debido a toda la
historia y variedad artística, arquitectónica y cultural que se encuentra en
esta urbe, y ello implica que muchos de ellos no solo no se conozcan bien, sino
que además, y de manera intrínseca al desconocimiento, no quedan protegidos de
una manera adecuada.
En consecuencia, la memoria de la ciudad
queda gravemente afectada, en algunos casos de manera insalvable, ya que no
estamos hablando únicamente de una protección deficiente del BIC en sí, sino
también de todo su contexto, especialmente a través de la intervención
urbanística.
En este respecto, haría falta concienciar a
la población sobre estos BIC más desconocidos precisamente para desarrollar una
preocupación por su protección y conservación, y así reforzar las medidas
impuestas por su categoría, las cuales, en teoría, deberían ser ya extremas
debido a que es el nivel mayor de protección, pero, en muchos casos tal y como
estamos viendo, no ha surtido efecto.
(Fuente)
Camino Aneira Baines García
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