jueves, 12 de abril de 2018

Alcalá la Real promoverá rutas virtuales por sus monumentos

El municipio de Alcalá la Real dará un paso adelante en cuanto a difusión y puesta en valor del patrimonio jiennense con la aplicación de la tecnología informática en el recorrido de sus monumentos históricos y vestigios arqueológicos.

Aprovechando la cercanía de un evento ferial festivo como fue Tierra Adentro, la Feria de Turismo Interior de Andalucía, el ayuntamiento presentó a los visitantes un recorrido especial con temática virtual a lo largo de hasta 36 monumentos, incluyendo la Fortaleza de la Mota, el gran atractivo de la localidad.

La idea básica es introducir al turista en un ambiente del pasado diferente al que se encuentra a través de aplicaciones informáticas de futuro como es la realidad virtual, con fotografías en 360º de todos aquellos bienes que integran el patrimonio de la ciudad. De este modo, todo aquel que se encuentre haciendo el recorrido se verá de repente rodeado de historia con imágenes de lo que fue Alcalá la Real en el pasado, todas ellas acompañadas de información escrita hasta en cuatro idiomas y con audios complementarios.


Independientemente de donde uno se encuentre, se podrá trasladar sin moverse a la zona deseada clicando en alguna parte del mapa virtual de la ciudad.


Jesús Risueño Teva

domingo, 8 de abril de 2018

Dos mosaicos más a la colección de Cástulo

(Hablábamos previamente aquí del yacimiento de Cástulo, en Jaén)

El periódico Diario de Jaén publicaba el 31 de Octubre el descubrimiento de dos nuevos mosaicos con motivos geométricos en el yacimiento ibero-romano de Cástulo, denominado Conjunto Arqueológico por la Junta de Andalucía. Los mosaicos se sitúan en torno a la sala de exposición donde se encuentra conservado y mostrado al público el Mosaico de los Amores, el más destacado del lugar.

Durante los meses de agosto y septiembre se llevaron a cabo excavaciones, limpiezas y toma de datos en los alrededores de las áreas donde fueron descubiertos ambos mosaicos. Para ello, una vez obtenido el permiso por la Junta para llevar a cabo el proyecto de investigación, la Universidad de Jaén se puso en marcha durante los meses de Julio y Agosto con arqueólogos pertenecientes a la misma, a lo que hay que sumar la ayuda de decenas de voluntarios interesados. Así, se pudo delimitar gran parte de los espacios requeridos permitiendo que se conviertan en futuras salas de exposición. Estarían separadas por un patio intermedio.

Ahora se está procediendo a la puesta de cubiertas sobre la superficie de los dos mosaicos tal y como se ha hecho con el Mosaico de los Amores, para protegerlos de las inclemencias del tiempo. Todo terminaría con su apertura al público.

El Consejero de Cultura de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez, reconoció la importancia de este descubrimiento pues contribuye enormemente al incremento del patrimonio histórico andaluz y de Cástulo, ¨la ciudad más deseada”, según afirma, y que está por superar los 40000 visitantes anuales.



Jesús Risueño Teva

jueves, 5 de abril de 2018

Las escrituras de la estela de Montoro (Córdoba) podrían ser las más antiguas de la Península Ibérica

Sale a la luz una noticia en el periódico ABC donde se habla de uno de los posibles descubrimientos del año en nuestro país, ni más ni menos que la escritura más “anciana” de la que tenemos constancia en España y que habría sido hallada en una estela dentro del terreno de una finca cordobesa.

En ella se pueden identificar grafemas relacionados con alfabetos ibero-orientales, pero la manera tan desorganizada en que aparecen los símbolos impide que la hipótesis sea fácilmente demostrada. Los signos parten de formas geométricas que a simple vista se asemejan pero analizándolos con profundidad no presentan cohesión entre sí. Es como si hubiesen sido dibujados de modo aleatorio.
                                                                      
Tal desconcierto es lo que ha provocado que surjan dos propuestas como solución al problema. Ambas estarían relacionadas con las antiguas poblaciones del Valle del Guadalquivir: la primera establece como fecha de los escritos principios de la Edad del Hierro. La llegada a las costas andaluzas de comerciantes y navegantes orientales con unos modos de vida más desarrollados y sistemas de escritura propios fascinarían a tales poblaciones reflejando sus impresiones en la estela con caracteres solo entendibles por ellos mismos, no se consideraría escritura. La otra opción sería que la estela datase de una época más avanzada, lo que supondría que la comunidad que manipuló la estela ya conocía el alfabeto de las comunidades orientales y, por tanto, los símbolos serían en realidad un sistema propio de escritura reflejando ese contacto.

Las futuras dataciones radiocarbónicas resolverán la duda.
Jesús Risueño Teva

domingo, 1 de abril de 2018

Los baños árabes de San Pedro y la Pescadería (Córdoba), restaurados

Los baños árabes de la capital cordobesa, situados entre el barrio de San Pedro y la Puerta de la Pescadería, constituyen un patrimonio inmueble de vital importancia en la provincia y están inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz por obra de la Consejería de Cultura.

La Junta de Andalucía ha sido la responsable de las labores de conservación y mantenimiento en las estructuras arqueológicas del complejo localizadas en las calles Carlos Rubio y Cara, con un presupuesto que supera los 50.000 euros. Tal cantidad, según autoridades políticas y arqueólogos locales, es necesaria para preservar unos vestigios de enorme relevancia histórica, pues abarcan 3 siglos completos de historia musulmana, concretamente desde el siglo XII hasta el siglo X.

Entre los restos de los solares excavados en torno a las calles mencionadas destacan por sus buenas condiciones lo que sería la cámara donde se encontraba la caldera que aportaba temperatura al agua, varias cubiertas abovedadas de diversas salas anexas, así como estructuras emergentes de varias viviendas que se han ido transformando desde época del califato.

Las intervenciones efectuadas han centrado sus esfuerzos en la limpieza de los paramentos de las estructuras además de su consolidación a través de nuevas capas de mortero hechos con los mismos materiales que los originales. La idea es ir más allá con la comprensión y la puesta en valor de estos baños que, según el delegado de la Delegación de Cultura, serán musealizados y adecuados para visitas públicas próximamente.



Jesús Risueño Teva

lunes, 26 de marzo de 2018

Historia de la Semana Santa: los Disciplinantes o “Hermanos de Sangre”

Las primeras hermandades de penitencia, o cofradías, de que se tiene noticia empiezan a aparecer en España a comienzos del siglo XVI, evolucionando muy probablemente a partir de cultos franciscanos a la Vera Cruz (reliquias de la cruz de Cristo) y de cultos ejercidos por los diferentes gremios a sus patrones. Las reglas más antiguas conservadas en Andalucía pertenecen a la Vera Cruz de Écija (1519-1520). Estos cultos se popularizaron, y acabaron dando lugar a procesiones completas dedicadas al culto a la Pasión, que se llevaban a cabo en Semana Santa. En estas primitivas procesiones, las figuras se llevaban a mano, bien por una persona, bien entre varias con la ayuda de varas; esto se cita a veces como causa del llamativo pequeño tamaño de los crucifijos más antiguos, como el de la Vera Cruz de Sevilla. Parte integrante de estas primitivas procesiones era una figura ya desaparecida: la del disciplinante.

 "Procesión de disciplinantes", por Francisco de Goya (1814-1816) - Versión de alta resolución aquí (Google Arts & Culture)

Se conocía como disciplinantes o hermanos de sangre a los hermanos de una cofradía que realizaban penitencia mediante la flagelación, siendo su contraparte los hermanos de luz, que los alumbraban, a ellos y a las imágenes, con hachones y que son la raíz de los nazarenos de hoy en día. Era la de la flagelación una práctica que se introduce en las comunidades religiosas españolas alrededor del siglo XI (Agustín de Herrera, en el año 1645, cita como su origen las predicaciones del obispo Gregorio de Ostia sobre el año 1100, enviado a España por el Papa), como forma de penitencia y para pedir la intervención divina en determinados asuntos; por ejemplo, es común encontrar flagelantes en las suplicaciones por el fin de la Peste Negra, y Cervantes, en El Quijote, los incluye en una procesión de súplica para pedir la lluvia. Las Siete Partidas de Alfonso X (siglo XIII) contemplan también la flagelación monástica como forma de castigo a los monjes que cometieran alguna falta: “Fallando los abades o los priores que sus monges hayan fechos algunos yerros, maguer sean pequeños, puédenles castigar dándoles deceplinas, segunt mandan sus reglas, con correas o con pértigas, quier hayan orden sagrada o non…, et esto deben facer por si mesmos o mandar a algunos de su orden que lo fagan”. Sin embargo, no es hasta el siglo XV, con los sermones de San Vicente Ferrer, quien predica el castigo corporal como forma de acercamiento al sufrimiento de Cristo, que la flagelación empieza a popularizarse también entre la población laica. En este contexto surgen las primeras cofradías.

Originariamente, los hermanos de luz acompañan a la imagen vistiendo túnica (blanca o negra) ceñida a la cintura, capirote alto y antifaz. Los hermanos de sangre llevan la espalda descubierta, bien por llevar ceñida sólo la parte inferior de la túnica, bien por llevar una abertura en la parte trasera. Durante la penitencia, los disciplinantes se golpean con un látigo de una o varias cuerdas con nudos y terminadas en abrojos, que son pequeñas piezas de metal con pinchos que recuerdan a esta planta; estas piezas, bastante dolorosas, se acabarían sustituyendo por bolas de cera o pez con vidrio machacado dentro. Existen otras variedades de disciplinantes: algunos llevan grilletes o van encadenados, otros son empalados (hacen la estación amarrados a troncos de árbol con cuerdas que se clavan en la piel). Según las crónicas de la época, frecuentemente acompañaba la penitencia el sonido de una trompeta o corneta que marcaba el ritmo de la marcha.  

Sin embargo, esta penitencia sangrienta degenerará pronto en espectáculo de masas. Los disciplinantes acabarán yendo a rostro descubierto, y la penitencia servirá como una forma de competición y exhibición de hombría donde la admiración del público, y sobre todo de las mujeres, es parte integrante del espectáculo. La condesa d’Alcoy describiría, en un viaje a Sevilla, cómo los jóvenes disciplinantes “volteaban de tal modo el brazo y asestaban el golpe con tal habilidad, que salpicaban unas gotas de sangre sobre el vestido de la muchacha, lo que era tomado como una máxima muestra de la galantería, de la que ellas podían presumir”. En 1604, el cardenal Niño de Guevara intentaría frenar este declive obligando, por ejemplo, a que la penitencia se realice a rostro oculto y sin poder llevar señales que los identifiquen; más curiosamente, se prohíbe que los penitentes vayan con falda corta, ya que algunos utilizan el atuendo para exhibir los genitales ante las mujeres. A éstas se les prohíbe realizar penitencia en público, por las mismas razones. Se prohíbe que el atuendo pueda esconder acolchados u otras piezas que disminuyan el castigo, el uso de sangre falsa, y el alquiler de penitentes pagados por parte de las hermandades o por personas pudientes que los contratan para hacer penitencia en su lugar. Todas estas medidas dan idea del nivel que ha alcanzado la práctica, pero, a su vez, su popularidad es tal que serán insuficientes para frenarla.

Finalmente, ya en tiempos de Carlos III (1777), una Real Orden dispondrá que las chancillerías y audiencias del Reino “no permitan disciplinantes, empalados, ni otros espectáculos semejantes, que no sirven de edificación y pueden servir a la indevoción y al desorden, en las procesiones de Semana Santa, Cruz de Mayo, rogativas ni en otras algunas; debiendo los que tienen verdadero espíritu de compunción y penitencia elegir otras más racionales, secretas y menos expuestas, con el consejo y dirección de sus confesores”. No bastaría esta primera orden; en 1799 se añadiría, según Julio Puyol, “pena de diez años de presidio y 500 ducados de multa a los nobles, y doscientos azotes y dos años de presidio a los plebeyos” que participasen en dichas procesiones, añadiendo también el historiador que fue necesario reiterar el mismo bando en 1802. Tras esta fecha, la tradición acaba finalmente eliminándose, aunque de forma muy paulatina: Goya aún vería con ojo muy crítico las procesiones, que considera una manifestación más de la irracionalidad de sus contemporáneos, en su cuadro “Procesión de disciplinantes” pintado entre 1814 y 1816.


Para seguir leyendo: 

Plática de Disciplinantes (Julio Puyol, Boletín de la Real Academia de la Historia, tomo 91 (1927), pp. 225-258 – texto íntegro disponible)
Hermanos de sangre sevillanos (Antonio Cattoni, en abc.es)
Cristo andando por Sevilla, José María de Mena, editorial Plaza y Janés, 1ª ed., Barcelona, 1992.