domingo, 22 de enero de 2017

El matrimonio Arnolfini

Este cuadro, reconocible para los amantes de la historia del arte, fue realizado por Jan van Eyck (también se puede encontrar como Juan van Eyck o Johannes de Eyck). En la actualidad este cuadro se encuentra en la Galería Nacional inglesa, situada en Londres.
El estilo que concierne esta obra es la pintura flamenca. Esta pintura recibe esta denominación por que los pintores pertenecientes a este estilo tenían sus talleres en ciudades flamencas en los siglo XV, XVI y XVII, es decir, gótico final, renacimiento, manierismo y barroco. Este nombre es genérico para un estilo desarrollado sobre todo en Italia.
La características de este estilo es que la pintura solía tener un formato de pequeño tamaño pero de gran calidad. Otra característica son los colores vivos y brillantes que se usaban, además de un gran detallismo. Para estas pinturas se usaban el óleo como material principal, teniendo el inconveniente de un lento secado, aunque el temple también era bastante usado. Solía aplicarse primero una capa de temple cubierta después con óleo. Estas dos técnicas eran aplicadas sobre tabla, el soporta más habitual en ellos.
Es un cuadro muy peculiar, ya que no se sabe a ciencia cierta quienes son los personajes retratados, creyéndose que el hombre pertenecía a la familia Arnolfini, y la mujer, su esposa, siendo esta de otra clase social, cosa que se denota por la forma en la que el hombre toma de la mano a la mujer, implicando la superioridad del varón.
Como he indicado con anterioridad, es característico de esta estilo el detallismo, cosa que se aprecia también en esta pintura en concreto, de pequeño formato, sumando a esto el simbolismo oculto en este pintura que mi compañero, Juan Antonio, desarrollará en próximos post, ¡no te los pierdas!, es un cuadro muy interesante en el cual nada esta por puro azar.

miércoles, 18 de enero de 2017

La evolución iconográfica de Afrodita y sus variantes tipológicas (Trabajo del Trono Ludovisi parte II)

 Hoy os traigo la segunda parte del artículo sobre el Trono Ludovisi. Pedro usó las imágenes que salen en el trono -recordemos que salen las Horas, una vestida y otra desnuda, y una imagen central de Afrodita-, como pretexto para investigar acerca de las representaciones de Afrodita y de cómo han ido evolucionando.

Evolución iconográfica de Afrodita y sus variantes tipológicas

Ahora comenzaré con el grueso de mi trabajo que es la evolución iconográfica de Afrodita y sus variantes tipológicas, además de la presencia de las Horas, y como llegaron a definirse como tal.

Este extracto del Himno Homérico resume brevemente la llegada de Afrodita a las costas de Chipre y como fue recogida por las Horas.
Claramente, el texto está recitando la composición del trono, además de la pomposidad que se encuentra ante una de las deidades más representadas del mundo heleno.

Afrodita es la diosa que rige el deseo sexual, simbolizando la belleza, base del atractivo erótico, y dómina todas las facetas del amor y de la fertilidad. Esta diosa protege la prostitución, pero la prostitución sagrada, la que se practica en numerosos templos. Muchas veces se le asemeja a la hija de Zeus y Dione, como recoge Homero; en cambio, si nos regimos con los textos de Hesíodo vemos que Afrodita, nació de los genitales de Urano, que, al ser arrojados al mar, y mezclados con la espuma de las olas, darían a luz a dicha diosa. Esta diosa, sería de origen chipriota según los versos del Himno Homérico V a Afrodita:

 “Encaminándose  a Chipre, penetró en su fragmente templo, en Páfos, donde tiene un recinto y un altar perfumado. Allí empujó al entrar las resplandecientes puertas y allí las Cárites la bañaron y ungieron con el divino aceite que cubre a los dioses inmortales, hecho de ambrosía, exquisito y perfumado para ella” (V, 58-63).

En la iconografía de la diosa durante Arcaísmo se aprecia un cambio radical: frente a la deidad desnuda, se ha desarrollado en Chipre una imagen cargada de vestimentas y tocados aparatosos. este modelo fue aceptado por los artistas griegos, que elaboraron la imagen de una diosa vestida con peplo, cubierta con su polos, pero que toma en su mano un atributo típico, ya sea la granada o la manzana, aunque, en algunas ocasiones también encontramos a algún animal, como pueden ser palomas, ocas o chivos.
En el Periodo Severo, a principios del Clasicismo, la época en la que se data a este  trono, Afrodita cobra una presencia asombrosa en obras que la muestran vestida, como la Sosandra que concibe Calamis. Dentro de este grupo encontramos otras magníficas figuras, como esta que vemos en el trono. Estas figuras, cubiertas por "paños mojados", imitan el efecto de la tela mojada sobre la piel, permitiendo así vislumbrar la anatomía que, poco a poco, empezaban a conocer.

Junto a la técnica de los paños mojados, podemos ver una gran tipología de Afroditas, entre la que encontramos las representaciones de la diosa reclinada o sentada. En este caso podemos ver dos modelos representativos: la Venus Anadiomene,  una Afrodita que es representada justamente tras su nacimiento; o una Afrodita Después del Baño, como dulcemente nos relata el Himno Homérico; por la cual me decanto yo, ya que la “Venus Anadiomene” es típica del Helenismo.

Después de ver esta evolución iconográfica de un modo muy genérico, hablaremos sobre la iconografía de las Horas, los dos seres que le rodean en la representación.

Evolución iconográfica de las Horas

Tenemos que remontarnos a sus antepasados, las Cárites, hijas de Zeus y Eurínome, que surgen, en un principio, como deidades de la vegetación y crecimiento, y, por ende, de la belleza y alegría, relacionándose con las Horas. Las Horas ya son mencionadas por Hesíodo, quien las considera  como tres hermanas: Eunomia, Dike e Irene, todas ellas hijas de Zeus y Temis. Sea como fuere, si hablamos del Trono Ludovisi, es más certero al hablar de Cárites, ya que su semejanza con las Horas no se hace palpable hasta el Periodo Imperial Romano.

La iconografía griega de las Cárites surgió como un conjunto, al igual que las musas, vestidas con el peplo a principios del s VI a.C., aunque después adoptarían la forma de cortejo, colocadas una tras otra, como aparecen en varios relieves jónicos, como en el de Tasos, en el que se las ve caminando junto a Hermes. Este relieve está datado en el 470 a.C., lo que lo hace una obra coetánea al Trono Ludovisi.

Como conclusión, tras realizar el estudio de esta obra, podemos destacar los siguientes puntos:

  • Es una obra marmólea que está sacada fuera de contexto
  • No es seguro si pertenece al revestimiento de un altar, posiblemente dedicado a Afrodita
  • Se aprecia ya el uso de la técnica de los paños mojados
  • Comienzan a realizarse los primeros desnudos femeninos
  • Intentan romper con el Arcaísmo, buscando un mayor naturalismo

Bibliografía

BLANCO FREIJEIRO.A 3ª edición renovada. (2011) ; Arte griego. Estudio preliminar de Pilar León. Madrid. Textos Universitarios 48. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
ELVIRA BARBA. M.A.; Manual de Arte Griego: Obras y artistas de la antigua Grecia. Madrid. 2012. Ed. Silex.


ELVIRA BARBA. M.A.; Arte y mito: Manual de iconografía clásica. Madrid. 2008. Ed. Silex.

domingo, 15 de enero de 2017

El Trono Ludovisi (Trabajo del Trono Ludovisi, parte I)

Con esta entrada vamos a dar comienzo a una nueva sección en el blog, en la que iremos publicando artículos y trabajos más serios. ¡Esperamos que os gusten! Y, sin más dilación, aquí tenéis este trabajo sobre el Trono Ludovisi.

Contexto histórico-arqueológico de la pieza:


Esta pieza fue descubierta en las inmediaciones de la Villa Ludovisi, en Roma, y es por ello que pasa a formar parte de la colección Ludovisi-Becompagni. En esta época no tenían claro el valor histórico-artístico y arqueológico de la pieza, llegándose a usar como botellero. En 1887 Visconti publicó la primera noticia sobre esta obra. A partir de ese momento la información se fue ampliando, e incluso, contradiciendo.
En torno a la villa en donde se encontró el trono, en los jardines de Salustio, encontramos además de esta pieza: un templo a Venus, el obelisco Saluttiano, que ahora se encuentra en la Plaza de España;el Jarrón Borghese, una crátera de grandes dimensiones que se utilizaría como adorno en el jardín; el Gálata Moribundo y el Gálata Ludovisi, ambas piezas pertenecientes a la famosa escuela de Pérgamo, encuadradas en el Helenismo griego; y una pieza que tiene cierta singularidad junto al Trono Ludovisi, el Trono de Boston.


Estos jardines fueron adquiridos por Tiberio, y, durante muchos siglos, fueron usados como servicio público. Según Procopio, historiador bizantino del s VI d.C, continuó siendo un descanso imperial hasta que fue saqueado por los godos en el 410 d.C.

Junto a esta amalgama de obras, lo que más sorprende es lo que unen ambos tronos, ya que los dos se realizaron mediante un solo bloque de mármol, horadado para darle la forma de la letra griega π y ambos están tallados en unos de los mármoles con más difusión por todo el Mediterráneo, el mármol de Tasos. Ambos están en un bajorrelieve, cuya iconografía es muy discutida, y ambos están modificados para adaptarlos a nuevos usos.

Casi todos los expertos coinciden en datar la pieza del Trono Ludovisi, durante la 1ªm .s. V a.C., fechándolo en el denominado estilo Severo, un estilo de transición entre el estilo Arcaico y el Clásico griego, al igual que el Trono de Boston; aunque durante muchas décadas se pensara que este último era una copia romana del posterior, o incluso una falsificación.

Tenemos que saber que, aunque fuera realizado en mármol de Tasos, no se puede saber de qué taller griego pudo salir. Esta obra magnifica, hallada fuera de contexto, ha dado lugar a las más variadas hipótesis. Una idea muy atractiva es que pudo ser tallada en “Locris Epicefiria”, pues comparte el estilo y la iconografía con algunas estelas que se encontrarían modeladas en esa región.

Puesto que no se puede entender el estudio del Trono Ludovisi con el Trono de Boston, la interpretación de la función que tenían ambas piezas es muy controvertida. Hoy en día, nadie da por válida la interpretación que dice que ambas piezas podrían tener la función de tronos para una estatua colosal de una divinidad.

 Las teorías que gozan de más aceptación son, por una parte, el que las pieza pudieran haber sido brocales o parapetos de un orificio en el suelo del templo de Afrodita en Locri, en el sur de Italia, por las influencias y por la manera de representación; o de que pudieran ser el remate de los extremos de un altar. También se pensó que fueran unos paneles como acróteras, o los parapetos de un caro ceremonial para esculturas de divinidades.

Aunque se pensaba que fueran originarias del sur de Italia, parece más posible que ambas obras fuesen realizadas para el templo de Venus Ericina, en Sicilia. Allí se levantó uno de los santuarios dedicados a esta diosa, Afrodita, unos de los templos más famosos de la Antigüedad, aunque no quedan prácticamente restos del mismo. En cualquier caso, el templo estaba ligado al culto oriental de la diosa de la fertilidad que, si bien en Erice era adorada como Afrodita, no dejaba de ser la fenicia Astarté o la babilonia Ishtar; de hecho, el propio templo tendría influencias orientales. En sus dependencias se daban dos de las culturas arraigadas del Este: la sagrada prostitución y la anagogía.

En cuanto a la iconografía del Trono Ludovisi, se han especulado varias hipótesis: una de ellas es la idea de que representan a Perséfone saliendo de las tierras del Hades, y siendo recogida por las Horas; o, la que a mi pequeño entendimiento, pienso que habla sobre el nacimiento de Afrodita, o el baño que esta y todos los dioses reciben.


El Trono Ludovisi

Sea como fuere, lo que mayor importancia tiene es el valor iconográfico que presentan estos relieves marmóreos: una hetera flautista desnuda y una mujer oferente en los laterales del trono flanqueando la imagen principal, el nacimiento de Afrodita, recogida por dos Horas, que la alzaban desde el mar a la playa.

Iconografía de las piezas del trono Ludovisi


Podemos ver que dicha obra se puede diferenciar en tres escenas, a saber:


Comenzaremos a hablar sobre la pieza de la izquierda, donde encontramos a una fémina que toca la flauta doble completamente desnuda y recostada sobre una pieza de tela. Por el modo de trabajar de la escena, podemos notar cómo de verdad el autor quiere romper con el arcaísmo de la ley de frontalidad. Esto se puede apreciar en el entrecruzado de las piernas y el movimiento de los dedos. Aunque el artista, anónimo, quiere eliminar ese hándicap, no puede dotar a la pieza con el realismo típico del Clasicismo. Esta escena quiere transmitir paz y sosiego, una tranquilidad que es originada tras el periodo de postguerra que encontramos.

La otra pieza que flanquea la escena principal es un relieve en el cual se la ve completamente ataviada, con la cabeza tapada y con una especie de platito típico de las ofrendas a la diosa Hera, hermana de Zeus y esposa de este, la cual tenía a su cargo los ritos del hogar.





Hasta aquí llega la primera parte del trabajo, dedicada al Trono Ludovisi. Dentro de poco publicaremos la segunda parte, más enfocada hacia la diosa Afrodita, también conocida como Venus y cómo ha ido evolucionando su representación.


Bibliografía

BLANCO FREIJEIRO.A 3ª edición renovada. (2011) ; Arte griego. Estudio preliminar de Pilar León. Madrid. Textos Universitarios 48. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
ELVIRA BARBA. M.A.; Manual de Arte Griego: Obras y artistas de la antigua Grecia. Madrid. 2012. Ed. Silex.
ELVIRA BARBA. M.A.; Arte y mito: Manual de iconografía clásica. Madrid. 2008. Ed. Silex.