El pasado día 4 continuamos nuestras jornadas de los cursos de agosto en el Museo de Carmona. En esta ocasión, los jóvenes arqueólogos se convirtieron, también, en expertos alfareros.
En un principio, dividimos a todos nuestros participantes en grupillos más pequeños, y cada uno aprendió por separado las distintas técnicas con las que se podía moldear la arcilla y darle la forma deseada, así como la decoración, pero, sobre todo... ¡aprendieron a ensuciarlo todo!
Si es que, así es como debe ser, sucios y "guarrindongos", es como se aprende a ser buenos arqueólogos.
No sólo nos mostraron su imaginación a la hora de decorar, sino que además, se dieron mucho en pensar qué tipo de objetos cerámicos podemos encontrar, y no se cortaron un pelo a la hora de recrear todo tipo de objetos, y aunque tiraron más hacia la vajilla de mesa, no se escaparon algún que otro candil o jarrón, los cuales quedaron francamente bien, teniendo en cuenta que más de uno improvisó sus creaciones a partir de lo que había aprendido. Y, casi sin necesidad de explicación, se aventuraron a terminar sus obras maestras con pequeñas asas y tapaderas como remate final.
Una vez habían aprendido cómo hacer sus propias cerámicas, llegamos a la parte que pareció gustarles más, ya que les enseñamos las decoraciones más características de la cerámica a mano. Una vez ya se habían hecho con todo el arsenal con el que contábamos para realizar esta tarea, cada uno utilizó las técnicas de decoración que más les llamó la atención, y crearon con lo que aprendieron unas composiciones que, si bien eran innovadoras, demostraron que nos había llegado al Museo un grupo de lo más imaginativo, y no se quedaron ahí...
Para muchos de ellos, éste fue su primer curso de cerámica, pero el esfuerzo y dedicación que le dedicaron a sus obras y al aprendizaje, dieron sus frutos a la hora de ser creativos, cosa que los papis ya habrán podido comprobar con los regalitos que se llevaron sus intrépidos arqueólogos a casa tras el taller.
Así, con la conclusión final de esta actividad, esperamos que los pequeños (y no tan pequeños) aprendieran la importancia de la cerámica en la Arqueología, o, al menos, y como pasaba en el caso de más de uno, esperamos que hayan visto que una tarde de aburrimiento puede ser una excusa ideal para entrar en el entorno de la Arqueología, aunque no sea con perspectivas vocacionales.
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