No hay mejor manera de despedir el año
que con una buena cara.
Cristina y Kike con una de las "sacerdotisas" del taller |
El primero consistía en una explicación
(apta para no desilusionar a unos oídos tan jóvenes) sobre el origen de la
Navidad, sus personajes y costumbres. A pesar de que la mayoría creen que la
Navidad viene del Cristianismo, muchas culturas anteriores a esta ya celebraban
el solsticio de invierno. Por ejemplo, griegos y romanos celebraban la
Saturnalia, en la que le hacían ofrendas al dios Saturno, y, además, la
celebración del Sol Invictus, que coincidía con el 24 de diciembre. Además,
otras culturas, como las que tienen origen germánico, celebraban esta fiesta
decorando árboles mientras Odín sobrevolaba sus pueblos sobre su caballo de
ocho patas. La cristianización de la fecha se la debemos a diferentes
religiosos que, por motivos simbólicos, decidieron colocar el nacimiento de
Jesucristo en el día más corto del año. Tras explicar el origen de la fecha,
explicamos el origen de sus diferentes personajes: los Reyes Magos, la Virgen
María, el niño Jesús y San José son, sin duda bíblicos, pero… ¿y Santa Claus?
El origen de este personaje está en San Nicolás, un monje que se coló por una
ventana para dejarle dinero a un hombre pobre que se negaba a aceptar la
caridad. Tras esto, tanto la leyenda como el personaje fueron extendiéndose. A
lo largo de los siglos diferentes personajes se han ido acoplando a la leyenda
y dándole forma hasta llegar al Papa Noel de nuestros días.
Nuestra plegaria al dios Saturno durante la Saturnalia |
Y no toda la explicación se basaba en
personajes, si no que también pasamos por los adornos y los dulces. Por ejemplo,
la tradición de decorar el árbol no salió de Alemania hasta el siglo XIX,
cuando el príncipe Alberto (de origen germano) y la Reina Victoria decoraron un
árbol en su salón en su primera Navidad como familia. Los adornos en un
principio eran comestibles y con el paso de los años comenzaron a ser de
cristal. Las luces, que las puso de moda Lutero, primero fueron velas. Con la
llegada de la electricidad se transformaron en las lucecillas brillantes que
conocemos todos. Y llegamos a los dulces, la mejor parte. El clásico Roscón de
Reyes, es clásico en mayúsculas y con negrita: ¡viene de los romanos! El postre
original no tenía sorpresa ni tampoco haba: tenía higos. Entre ellos y nosotros
ha pasado mucho tiempo y el dulce ha ido transformándose hasta el postre de hoy
en día. Los bastoncillos de caramelo, que vemos siempre en las películas,
tienen un origen casi sacro: el director del coro de una iglesia del siglo XVI
temía que los niños que fueran a la misa del gallo se pasaran la velada
durmiendo. Por eso, le pidió a un repostero que creara unos caramelos con forma
de bastón (como los que llevaron los pastores que fueron a visitar al niño) y
blancos, para simbolizar la pureza del niño Jesús. Los polvorones y mazapanes
son de origen incierto, aunque todo apunta a que son un préstamo de los
musulmanes que estuvieron en la Península.
Nuestro Arco del Triunfo, decorado para la ocasión con diferentes personajes |
Por la tarde hicimos los mismos
talleres, pero, cuando comenzó a caer un poco el sol, supimos que era el
momento. Pedimos un megáfono y empezamos a anunciar el Ritual de la Saturnalia.
Niños y niñas se acercaron corriendo y escucharon a Cristina y Kike, que fueron
los encargados de explicarles en qué consistía. Con la plegaría que leyeron
entre todos y las ofrendas que le entregamos (diferentes frutos secos, como
dicta la tradición romana), ¡seguro que Saturno estará contento hasta el año
que viene!
Y con esto, nosotros despedimos el año.
Ahora le damos la bienvenida al 2017 con muchas ganas y ánimos de hacer muchos
más talleres. ¡Nos vemos pronto! ¡Feliz año!
De izquierda a derecha, Luna, Dani, Kike y Cristina |
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